Irak

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Cayó Sadam: ¿qué hacer con Irak?

El arresto de Sadam Husein significa el verdadero fin del régimen dictatorial que presidió, pero las interpretaciones precipitadas sobre el fin de la violencia pueden inducir a nuevos errores y alentar posiciones arrogantes que alejen la salida razonable de lo que continúa siendo una trampa para los ocupantes y para la Comunidad Internacional.

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Empecinados en el error

El continuo agravamiento de la situación en Irak debería conducirnos a la búsqueda de una salida lo menos traumática posible, aunque parece que los márgenes son cada vez más estrechos.

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La trampa iraquí

Cada día que pasa parece más claro que Irak se ha convertido en una trampa para todos. Es evidente que la responsabilidad fundamental hay que situarla en el trío de las Azores, empeñado en desencadenar una guerra contraria a la legalidad internacional y basada en grandes mentiras, pero, sobre todo, errática como estrategia para combatir las amenazas reales que pesan sobre el mundo.

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Se acabó la guerra… ¿y la paz?

La muerte de los hijos de Sadam Husein no alterará la situación de fondo que vive Irak, con una tendencia inocultable al empeoramiento. Al tiempo que se desmoronan las previsiones posbélicas de los estrategas de la guerra, todos los pronósticos negativos de los que nos oponíamos a la intervención van haciéndose realidad dramáticamente.

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¿’Pax americana’?

El día de la toma de Bagdad, con la bandera de EE.UU. cubriendo el rostro de una estatua de Sadam, pasará a la historia como el comienzo de la pax americana y, cuando tengamos más perspectiva para contemplar sus implicaciones, como el comienzo de una etapa de mayor caos internacional.